martes, 5 de marzo de 2013

Duendes, Hadas, Tréboles e Irlanda

La Mitología Irlandesa fue considerada como simples cuentos para entretener, a las personas, pero ésta Mitología es mucho más valiosa, pues contiene tanto religión como historia, uniéndolas de manera impresionante para explicar las más sorprendentes historias.


La influencia de las leyendas era tan fuerte entre los irlandeses que el cristianismo lo que hizo fue retomar algunas de ellas, llevando a combinar fragmentos de la Biblia para conseguir acercarse a los ciudadanos.

Aún así, en los últimos siglos han sido muchas las personas interesadas en mantener viva la mitología irlandesa y, es por ello, que se han realizado numerosos estudios para mantener el espíritu imperante en la Isla Esmeralda en la época pre-cristiana. Hoy en día pueden presumir de tener la literatura medieval más amplia y preservada de todas las ramas de la mitología celta. Aunque muchos de los manuscritos no han logrado sobrevivir y muchos más materiales probablemente nunca llegaron ser escritos, hay suficientes restos para permitir la identificación de cuatro ciclos distintos.
El primero es el ciclo mitológico, que comprende las historias relacionadas con los antiguos dioses y orígenes de los irlandeses, como la tragedia de los hijos de Lir. Luego está el ciclo de Ulster, compuesto principalmente por historias heroicas que se centran en el comienzo de la era cristiana y la mayor parte de su acción tiene lugar en las provincias de Ulster y Connacht.
El ciclo de Fenian se concreta alrededor del siglo III, cuando también se vanagloriaba todo lo que hacían los héroes irlandeses, principalmente los que vivían en las provincias de Leinster y Munster. Y, por último, está el ciclo histórico, cuando las leyendas servían para enaltecer lo que hacían los reyes y las grandes familias, haciendo que toda su vida pasase a la posteridad.
Por otra parte, no hay que olvidarse de que existen cantidad de textos mitológicos que no encajan en ningún otro ciclo. También hay un vasto número de cuentos populares conservados que, aunque no estrictamente mitológicos, protagonizan personajes de uno o más de estos cuatro ciclos.